25 agosto 2006

Dando de beber en el Sáhara

Un sistema fotovoltaico de 10,5 kilowatios abastece desde ya de electricidad a una desalinizadora de un pueblo del Sáhara tunecino. La ha proyectado y puesto en marcha el Instituto Tecnológico de Canarias, en España.

En Ksar Ghilène, de unos 300 habitantes y junto a los lagos salados, las casas están electrificadas mediante sistemas solares autónomos y el alumbrado público también es fotoeléctrico. El tendido eléctrico más cercano se encuentra a 150 kilómetros de distancia.

El acuciante problema del agua se ha resuelto con una desaladora alimentada con un sistema solar fotovoltaico. Antes de la puesta en marcha de la desalinizadora, había una red hidráulica de distribución de agua desde un depósito de 30 metros cúbicos hasta cinco fuentes públicas dispersadas por el pueblo. El pozo de agua potable estaba seco y el suministro de agua potable se hacía desde un pozo situado a 60 kilómetros con cisternas.

La desalinizadora es capaz de potabilizar 15 metros cúbicos de agua al día durante ocho horas de funcionamiento.

La instalación eléctrica se compone de siete generadores fotovoltaicos en paralelo con una potencia de 10,5 kilowatios/pico. Cada generador se compone de diez módulos fotovoltaicos conectados en serie; los módulos se montan sobre siete estructuras metálicas con una inclinación de 40º.

El sistema fotovoltaico genera electricidad que se almacena en una bancada de baterías. El inversor tiene una potencia nominal de 10 kilowatios.

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