¿La nuclear es de derechas?

Radiaciones se permite utilizar esta terminología ciertamente antigua de izquierdas y derechas para poner en claro un par de cosas: quién aboga por la energía atómica y por qué.

Desde Bush y Putin hasta Berlusconi, pasando por Aznar y Mitterand, la patronal empresarial y las grandes eléctricas, y todo ese arco de los poderosos del mundo, a todos les pone el átomo y su fisión. Amplificados por su voceros, hacen proclamas del tipo: independencia energética para el país, electricidad limpia para el ambiente e, incluso, se atreven con su dudosa seguridad.

Sonroja leer y oír a estos promotores de la nuclear cuando hacen suyo un discurso ecologista, o cuando escabullen que el uranio tiene los años contados y se localiza en unas pocas regiones del globo, o defienden su baja peligrosidad.

Sí, definitivamente, la nuclear es de derechas, aunque suene a antiguo. Junto a una sarta de medias verdades sobre sus bondades, esconden un peligroso corazón atómico que si de algo puede presumir es de encerrar una colosal potencia que controlan unas cuantas manos, esto es: centralismo, jerarquía y temor.