22 mayo 2006

Más sensatez en el alumbrado público

¿Cúanto se lleva de los presupuestos municipales el gasto en la factura del alumbrado público? Sin dudarlo, muchísimo. En estos tiempos de extensión intensiva de áreas urbanas, la proliferación de miles y miles de farolas enganchadas a los tendidos de las compañías eléctricas supone un gasto inmerecido.

Sí, inmerecido, porque iluminar los espacios públicos usando una electricidad generada en los grandes centros de producción (muy cara ambiental, económica y socialmente) es un dislate cuando hay opciones mucho más sensatas.

Una combinación de placa fotovoltaica, batería y bombilla tipo LED es casi perfecta, si no fuera por la debilidad general de las baterías. Aún así, esta opción le da varias vueltas a la iluminación tradicional. Pueden verse, sin LED, en algunas salidas y entradas de autopistas.

En el campo de las baterías, no obstante, se prevé de aquí a poco un gran vuelco. Las pilas de combustible, almacenando hidrógeno obtenido directamente del agua con la técnica de electrolisis y el empleo de la electricidad generada con células solares, están cada día más cerca de tomar el mercado.

En Radiaciones, hay algunos enlaces a aplicaciones fotovoltaicas como la iluminación tipo farola: tiendas solares.

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